Crean avión no tripulado con uso en Defensa y para apoyo ante emergencias o catástrofes
Proyecto del Ejército y la U. de Concepción está terminando fase de vuelos de prueba. Sus impulsores dicen que muestra capacidad similar a la de productos comerciales.
SEBASTIÁN HENRÍQUEZ
No es casualidad que el primer avión no tripulado que diseña el Ejército tenga nombre de volcán. Una de las lecciones que en 2008 dejó la erupción del Chaitén a esta rama de las FF.AA. fue la importancia de contar con información del terreno en tiempo real, sin poner en riesgo la vida de pilotos.
Entonces, la institución consideró la posibilidad de contar con un sistema aéreo autónomo, que pudiera brindar apoyo militar, pero que tuviera aplicación en el mundo civil. Como uno de estos usos posibles es la exploración y observación de volcanes, el proyecto que hoy desarrollan el Centro de Modelación y Simulación del Ejército (Cemse) y la U. de Concepción (UdeC) recibió el nombre de uno de ellos: Láscar.
Tecnología nacional
El aparato se construyó por completo en Chile, incluido diseño, fabricación y la programación del software para operarlo, y tiene su origen en la investigación de vuelos no tripulados desarrollada en la universidad a principios de la década pasada.
"El primer modelo nuestro era de madera. Y la cámara, una que compré en una tienda", dice Frank Tinapp, académico de la UdeC y director del proyecto.
En el diseño trabajado con el Ejército, agrega, se optó por materiales disponibles en el mercado nacional, como la fibra de vidrio, sobre otros que deben importarse -fibra de carbono-, para abaratar costos.
Además, y a diferencia de otros modelos, el Láscar no requiere de un dispositivo complejo -como una catapulta- para su lanzamiento: se carga en el techo de un jeep militar y sólo bastan 50 m de aceleración para ponerlo en el aire.
Las pruebas de prototipos incluyeron destruir tres versiones previas para ver si su estructura protegía sus aparatos electrónicos. "Hemos roto aviones para explorar sus límites. Para saber, por ejemplo, cuál es la velocidad mínima necesaria para que pueda volar", explica Tinapp.
Hasta ahora, dice el comandante del Cemse, teniente coronel Jorge Nanjari, "ha dado muy bueno resultados y demuestra capacidades comparables con los productos comerciales, con la ventaja de que todo se desarrolló con tecnología nacional".
"Está en una fase de pruebas de confiabilidad en distintos escenarios geográficos: a nivel del mar, en la cordillera, todo bajo distintas condiciones meteorológicas. Se están evaluando todos los parámetros de diseño para dar confiabilidad al diseño", agrega el oficial de Ejército.
El Láscar, explica Nanjari, está pensado no sólo en aplicaciones militares (exploración), sino también para control de incendios forestales, vigilancia volcánica y de fronteras, apoyo en catástrofes, búsqueda y salvamento.
"Le ha ido muy bien. Es capaz de transmitir video en tiempo real, de calidad muy buena. Esas imágenes además están georreferenciadas, así que se pueden convertir en fotos y éstas en mapas. Entonces, tiene usos bastante promisorios", afirma.
Actualmente, el prototipo se pilotea desde una estación en tierra y puede ejecutar vuelos programados. El GPS le permite dirigirse automáticamente a un punto determinado en caso de perder comunicación.
Aunque no hablan de cifras, tanto Tinapp como Nanjari afirman que una versión del Láscar para el mercado tendría la mitad del costo que aviones similares, de origen norteamericano o israelí. Las pruebas de vuelo y de condiciones extremas en el avión terminan este año, y en 2013 pasaría a fase de producción, lo que quedaría en manos de la industria militar, como podría ser Famae, dice el teniente coronel Nanjari.
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