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lunes, 5 de noviembre de 2012

Las aventuras de los infantes de marina en la cordillera de los Andes

Ascendieron el volcán Isluga
Las aventuras de los infantes de marina en la cordillera de los Andes
Isluga, el centro ceremonial más importante del Tahuantinsuyu, alberga dentro de su entorno el hermoso volcán homónimo, que tras sus arenales y escoriales guarda vestigios del antiguo esplendor de la cultura aymara.



La altura y el intenso frío cordillerano son algunas de las dificultades que tuvieron que soportar un equipo de Infantes de Marina del Destacamento de Infantería de Marina Nº1 Lynch, para lograr la meta de conquistar los 5.426 metros de altura del volcán Isluga, ubicado en el Parque Nacional del mismo nombre, en la Comuna de Colchane, al noroeste de Iquique, en la región de Tarapacá.

La travesía comenzó meses antes cuando un grupo de Infantes de Marina del destacamento IM, dependiente de la Cuarta Zona Naval, buscaban una forma distinta de celebrar las Glorias Navales y un nuevo aniversario de la creación del Cuerpo IM. El Teniente 1º IM Francisco Iturregui cuenta que "un día se acercó el Sargento 2° AB Aguayo (guía) y me comentó la idea de ascender este volcán como una forma de dar término al Mes del Mar y a las Glorias Navales, e iniciar como Destacamento los festejos de la creación del Cuerpo de Infantería de Marina".

Fue así como surgió la idea de realizar una experiencia única e inolvidable, en la que el contacto con la naturaleza y el desafío de exigir al máximo las capacidades físicas y psicológicas, serían las grandes motivaciones para cumplir con el objetivo de conquistar la cumbre del macizo cordillerano.

Entrenamiento y planificación

Inicialmente, los escaladores realizaron una preparación individual en el Destacamento Lynch, basada principalmente en el entrenamiento físico y en las técnicas de escalamiento. Luego, faltando una semana para el desafío deportivo, comenzaron una dieta especial rica en fibras que fue complementada con el consumo de medicamentos especiales para evitar los males producidos por la altura.

La experiencia en este tipo de deportes indicaba que no se podía dejar nada al azar, por lo que también se realizó un exhaustivo trabajo de investigación, recopilación de antecedentes y planificación de la actividad, con el propósito disminuir al máximo los riesgos e imprevistos que pudiesen surgir durante el ascenso y descenso al volcán. La correcta planificación, coordinación y el profesionalismo de los participantes serían la clave del éxito.

Ascenso al volcán


La aventura se inició el 1 de junio, cuando el equipo se estableció en el poblado de Isluga, ubicado en los faldeos del macizo cordillerano, lugar que sirvió para aclimatarse a la altura, a las bajas temperaturas y para comentar los últimos detalles de la escalada al volcán.

A medida que pasaban las horas en el poblado, las temperaturas bajaban considerablemente, llegando hasta - 6 ºC, lo que impidió que los Infantes conciliaran el sueño durante la noche, haciendo muy larga la espera por iniciar, a la mañana siguiente, la marcha a la cumbre del volcán.

Con las primeras luces del día, los Infantes de Marina se trasladaron al campamento base, ubicado a 4.400 metros, en donde comenzaron a sentir los efectos de la altura.

Sin embargo, el entrenamiento previo, sumado al espíritu de cuerpo que caracteriza a los soldados del mar, permitió iniciar a mediodía el ataque final y la posterior conquista de la cumbre, honrando de esta forma a los héroes de Iquique y prestigiando, a la vez, la centenaria especialidad a la que orgullosamente pertenecen.

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