Manos seguras en un cielo impredecible
Considerada una zona de vuelo compleja, muchos de los aspectos de la vida cotidiana que se viven en esta región dependen de la actividad aérea.
Publicado: Viernes, 9 de Noviembre de 2012
Existe una región de Chile que, vista desde el aire, presenta en cada uno de sus rincones una belleza que en muchos casos llega a ser sobrecogedora. Se trata de Aysén, donde los accidentes geográficos y la poca conectividad vial hacen que un viaje normal dure muchas horas, por lo que la actividad aérea en helicópteros y aviones pequeños se torna casi en necesidad imperiosa.
Sin embargo, volar en esta zona tampoco es fácil para quien da sus primeros pasos. La geografía de montaña, lo cambiante de las condiciones climáticas y el fuerte viento hacen que volar en estos lugares no sea un juego de niños.
La región de Aysén presenta un escenario complejo para volar. Esta zona tiene características distintivas en términos de relieve, hidrografía y clima, aspectos que interactúan en forma compleja y que son muy diferentes al resto de los escenarios del país. Por ejemplo, en un vuelo corto (de media hora), entre Puerto Aysén y Balmaceda, se vuela en tres zonas con climas diferentes; por lo tanto, el cambio en las condiciones meteorológicas es constante, explica el teniente Felipe Verdugo Ulloa, piloto de helicóptero del pelotón de Aviación de Ejército N° 4 "Coyhaique".
El oficial agrega que a las condiciones anteriores se suman otros factores como son la accidentada geografía del lugar, sus cambiantes e intensas condiciones meteorológicas, lo aislado de sus localidades, su precaria conectividad terrestre y las escasas fuentes de información meteorológica confiables. La mezcla de todas estas variables es la que hace que las condiciones de vuelo se presenten, en términos generales, dentro de un escenario complicado, pero no por ello peligroso.
"La operación de aeronaves es una actividad profesional. Aysén es un escenario desafiante, pero tremendamente enriquecedor para quienes tenemos el privilegio de volar en él. He tenido la suerte de conversar con muchos pilotos que han volado acá, con mucha más experiencia que yo, y todos recuerdan muy gratamente sus vuelos en la Patagonia chilena. Es un escenario que encanta. Volar no es peligroso. La aviación es un medio de transporte muy seguro, se ha logrado un avance tecnológico que permite confiar en el funcionamiento de las aeronaves. Los pilotos somos sometidos a programas de selección, formación y entrenamiento rigurosos, y hoy en día, particularmente en el caso del Ejército, existe una cultura organizacional en que la seguridad de vuelo es la primera consideración".
Logística limitada
Otro de los aspectos que también influyen en las condiciones de vuelo en helicóptero en la región de Aysén tiene que ver con la logística de aviación, la que en este lugar resulta todo un desafío. Trasladar el combustible de aviación a postas en lugares alejados -por ejemplo, en Villa O'Higgins- requiere una acabada planificación. La carretera austral no siempre presenta condiciones óptimas de transitabilidad y solamente una vez a la semana se puede cruzar combustible por barcaza desde Puerto Yungay a Río Bravo.
Por otra parte, el estacionamiento de los helicópteros a la intemperie es complejo, especialmente en invierno. Cuando nieva se debe limpiar constantemente la nieve de las palas, y cuando no, limpiar la escarcha de las superficies aerodinámicas y del parabrisas requiere de bastante tiempo.
"Creo que cualquier piloto puede volar en Aysén. Lo determinante es que la organización de la que forme parte comprenda que este escenario es complejo y que debe prepararlo para él. En el caso de la Aviación de Ejército, la institución mantiene una tripulación estable, el equipo humano que opera aquí siempre es el mismo, así que uno se "especializa" en esta zona. A mi juicio es muy importante, uno aprende a conocer las condiciones meteorológicas "locales". Por ejemplo, los lugares más turbulentos, la dirección en que fluye el viento en un determinado cajón, en qué parte de una ruta habitualmente nieva, o en qué partes comúnmente se produce niebla, entre otros factores. Ubicarse espacialmente en Aysén es complicado, además que está lleno de ríos y lagos. Cuando se debe producir el relevo de un piloto, éste se realiza en forma alternada y como el Ejército tiene considerado que todas las operaciones se deben efectuar con dos pilotos para aumentar la seguridad de vuelo, siempre hay un traspaso de información. En mi caso, llevo dos años volando con un piloto más antiguo que llegó un año antes que yo a volar en Aysén, él me ha transmitido su experiencia y la que también le transfirieron a él en su oportunidad. Junto con el traspaso de experiencia, es muy importante el entrenamiento; las condiciones particulares de esta región no perdonan a un piloto que no se mantiene constantemente volando o que no prepara detalladamente sus vuelos".
El empleo de helicópteros en esta región se ha vuelto cada vez mayor. En el caso del Ejército, la institución ha dado un gran paso al sumar un helicóptero de transporte mediano SA-330 "Puma" al pelotón N° 4 "Coyhaique", que antes contaba solamente con el AS-350B3 "Ecureuil", de cuya tripulación el teniente Verdugo forma parte y que fue adquirido en 2006 para reemplazar al confiable SA-315B "Lama".
En cuanto a los modelos de helicópteros más confiables para volar en la zona, el teniente Verdugo explica que la nave que él vuela -el AS-350B3 "Ecureuil"- fue especialmente diseñada para volar en montaña, se comporta bien en aire turbulento, es rápido y tiene una autonomía de más de tres horas, lo que a los pilotos les da tranquilidad para volar con holgura y permite modificar las rutas si es necesario y volver al lugar de origen, con un consumo de combustible comparativamente bajo, lo que en parte mitiga las dificultades logísticas que como se señaló anteriormente es habitual encontrar en la zona. Además, este helicóptero tiene un gran margen de carga útil, se opera siempre con mucha potencia disponible y tiene un rotor de cola muy efectivo, que da seguridad para volar a baja velocidad y aterrizar donde sea necesario, sin que se torne difícil controlar la aeronave a baja velocidad. La mayoría de las empresas que vuelan aquí utilizan el mismo modelo.
Una de las misiones del pelotón N° 4 "Coyhaique" es brindar apoyo aéreo a las unidades de la IV División en el marco de la Responsabilidad Social del Ejército de Chile. En este sentido, las misiones del pelotón son diversas, tales como la instalación de estaciones de monitoreo de volcanes con SERNAGEOMIN, el transporte de autoridades de gobierno, búsquedas y rescates de turistas, excursionistas y pescadores extraviados, evacuaciones aeromédicas y distribución de ayuda humanitaria cuando han ocurrido desastres naturales, como fue el terremoto blanco en el año 2010.
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