MIÉRCOLES 14 DE NOVIEMBRE DE 2012 10:17
Más allá del interés político-estratégico integrador a nivel latinoamericano, muchas veces declamado pero pocas veces aplicado en la práctica, el proyecto del avión de entrenamiento de la UNASUR es un buen intento de fomentar una meta común. Como todo proyecto conjunto la debilidad del mismo estriba en el riesgo de que uno o varios socios se aparten del programa común y adopten decisiones al margen, lo que hemos visto ya con la adquisición de aviones de entrenamiento en el extranjero por parte de alguno de los firmantes de este acuerdo, como ha ocurrido con Perú y Venezuela.
El desarrollo de un avión, aun siendo éste un aparato de instrucción básica, demanda como es bien sabido de un tiempo de proyección, estudios, pruebas, ensayos y homologación hasta que ve la luz y comienza a volar, una cuestión de plazos que camina independiente del apremio en las necesidades de algunos países para contar con un aparato para la instrucción de los pilotos de sus Fuerzas Aéreas. Argentina ha ofrecido, como punto de partida, el denominadoProyecto IA-73, una aeronave básica que podría sustituir a los ancianos T-34 MENTOR, que tan buenos servicios dieron a las fuerzas aéreas latinoamericanas.
Veremos si este programa, cuya motorización aún no conocemos, ni sus quipos internos ni prestaciones, más allá de lo deducido de la foto de alguna maqueta o imagen computarizada, llega a plasmarse en una idea productiva integradora que haga vislumbrar objetivos comunes, ya conocidos hasta el hartazgo, en concreciones verdaderas, visibles y prácticas, eludiendo los discursos vehementes y floridos entre nosotros los latinos.
El ministro de Defensa, Arturo Puricelli, encabezaba hace unos días en Buenos Aires, la tercera etapa de las reuniones llevadas a cabo por delegaciones de los países de la región que trabajan en el proyecto “del primer objetivo de desarrollo tecnológico que pretende alcanzar el Consejo de Defensa del Sur de la Unión de Naciones Suramericanas: el avión de entrenamiento primario-básico UNASUR 1”. Esta iniciativa se enmarca en el Plan de Acción 2012 que se acordó en noviembre del año pasado en la reunión extraordinaria del Consejo de Defensa Suramericano en Lima, Perú. Allí se estableció el desarrollo de trabajos conjuntos para fortalecer la industria y la tecnología de la Defensa regional.
“Es un objetivo importante porque viene a satisfacer la necesidad de muchas de nuestras naciones de contar con una herramienta adecuada para la formación y el adiestramiento de nuestros pilotos”, destacó el ministro al inicio de la ceremonia que se desarrolló en el Círculo de la Fuerza Aérea Argentina, ubicado en el centro de la ciudad de Buenos Aires.
Además, Puricelli enfatizó que el avión será una obra “de diseño, desarrollo y producción conjunto” de los países de la región. Y agregó: “Esto implica también una señal de nuestra América del Sur en el sentido de quepodemos, desde el punto de vista tecnológico, encontrar soluciones entre nosotros”.
En ese sentido, el ministro dijo que “es importante tener autonomía y capacidades tecnológicas para hacer sustentable a la Defensa”. “En América del Sur nos podemos abastecer en todos los campos”, concluyó al hacer referencia a los avances en materia de aviación.
De llegar a buen puerto este proyecto conjunto, que implica la concepción, desarrollo, pruebas y producción seriada de un avión de instrucción básica que permita la homologación de una flota similar y homogénea, habría de establecerse en todos los países intervinientes sistemas de fabricación unificados, lo que lograría crear cadenas de ensamblaje en varias naciones y procedimientos estandarizados, no solo para la fabricación, también en cuanto a las normativas. (Luis Piñeiro, corresponsal en Argentina)
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